Lo sé porque yo también tuve mi negocio y no sabía nada. Ni a quién le vendía ni el mensaje que tenía que transmitir. Me lancé a importar ropa, para distribuir en tiendas, pensando que solo tenía que entregar, cobrar y nada más. Lo demás se hacía solo.

Compraba el género, lo ofrecía y luego recogía mis facturas. Aquello no daba suficiente porque me llenaba de stock que tenía que liquidar y con el que tampoco sabía qué hacer. Pensé que la gente iba a hacer fila para comprarme. Mi producto era bonito.

Llena de «trapos», que para quitarme de encima casi regalé, decidí dedicarme a la venta de uniformes para guarderías. Ese negocio fue bastante más rentable, pero la crisis del 2008 y mi desconocimiento de cómo redireccionar acabaron con él.

Por ningún lado había nada que me ayudara a valorar, ni siquiera a pensar que había  alternativas posibles para que mi proyecto funcionara y, modestia aparte, tenía un artículo con todas las características para destacar.

Se me ocurrió, cuando dejé de vender uniformes, traer ropa deportiva para mujer, un artículo de lujo. Mi gran error. Abrí dos tiendas que duraron dos años, y con mucho esfuerzo. Ahí agoté lo poquito que había ganado.

Cuando bajé la persiana en 2013 y sin ganas de quedarme en casa, le dije a mi marido: «ahora vuelvo» y me fui a la universidad a estudiar Periodismo, para luego especializarme en marketing digital y copywriting.

Hoy con todo lo que sé, concluyo que el fracaso de mis iniciativas fue la oportunidad de oro: primero, para estar hoy aquí queriendo acompañarte en tu crecimiento digital y segundo, para entender por qué me pasó lo que me pasó. Mi propósito es ayudarte para que no caigas en el mismo error.

La tecnología llegó para quedarse y la correcta presencia digital de tu marca es obligada. Entre mis servicios encontrarás propuestas que pueden adaptarse a tus necesidades, si apenas empiezas o si ya tienes tu negocio y necesitas darle un giro.